En muchos círculos religiosos existe la creencia que cuando una persona llega a
reconocer al Señor Jesucristo como su Salvador, entonces lo único que le falta es ser
rociado o sumergido en agua. Usualmente las razones dadas son las siguientes:

Es lo que el Señor ha hecho, por lo tanto, también lo debemos hacer.
(Si este es el caso, entonces ¿deberíamos ser circuncidados todos e ir a la sinagoga durante
el Sabbath también? Así mismo, el Señor celebraba las fiestas de Levítico y Pascua. ¿Deberíamos celebrarlas
también?).

Otras razones son:

El bautismo es una señal para los no creyentes.
Ocupa el lugar de la circuncisión.
Es una confesión a Cristo.


Es la ordenanza de iniciación en la Cristiandad.
Es un signo al mundo de la renovación de la vida en Cristo.



Aunque estos argumentos pueden parecer correctos, ¿es lo que las Escrituras enseñan a
aquellos que son partes de la Iglesia Del Cuerpo Único? Si nosotros
creemos que “La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios”, entonces
¿no es nuestra responsabilidad como creyentes el depender de la Palabra para que nos enseñe la verdad
en relación con el tema del Bautismo, más allá de las tradiciones del hombre? Con el fin de entender
el tema del Bautismo, es imperativo colocar a un lado nuestros conocimientos tradicionales
sobre este tema (Col. 2:8). Por medio de este corto estudio, esperamos
encontrar las respuestas a las siguientes preguntas:

¿Cómo se originó el Bautismo en la Biblia?

¿Qué quiere decir el Bautismo?

¿Es el Bautismo de agua para nosotros hoy en día; la Iglesia del Cuerpo Único?


Los lavados del Viejo Testamento

El Bautismo no inició en el Nuevo Testamento, sino que tiene
sus raíces en el Viejo Testamento.

La primera referencia de la palabra Hebrea para ‘Bautismo’ se encuentra en Job 9:31, pero
se traduce como ‘zambullida’. También se encuentra en el libro de Reyes cuando Naamán se sumergió
(palabra Hebrea para bautismo) él mismo 7 veces en el río Jordán. En Exodo 12 podemos leer sobre el hisopo
que se sumergió (palabra Hebrea para bautismo) en sangre.

In Deut. 33 hay una referencia interesante sobre Asher, ‘deja que sumerja su pie
en aceite’. ‘Sumergir’ es la palabra en Hebreo para ‘bautizar’, que quiere decir literalmente que dejó
bautizar su pie en aceite. Este es un idioma altamente figurativo, que quiere decir que Asher va a ser
enriquecida en aceite y olivas.


El Bautismo en el Nuevo Testamento

Cuando pasamos al Nuevo Testamento, se hace referencia a Juan el Bautista. Juan es la primera persona
conocida en las Escrituras que bautiza a alguien diferente a si mismo, a excepción de Moisés
quien consagró a Aaron.

El Bautismo del Señor



En Juan, capítulo 1, los Fariseos vinieron a Juan y le preguntaron –
‘Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?’
Juan señala al Señor y dice en los versos 29-31 ‘Y yo no le conocía, pero para que El fuera manifestado a Israel, por esto yo vine bautizando en agua’.

Juan fue un predecesor de Cristo para preparar a Israel para la esperada venida de su Mesías,
el Verdadero Rey de Israel. Por lo tanto, el Señor fue bautizado en agua con el fin de
DARLO COMO MANIFIESTO AL PUEBLO ELEGIDO DE ISRAEL.


El Bautismo de Israel por parte de Juan



En Marcos 1:3 podemos leer que Juan es ‘La voz que clama en el desierto: Preparad
el camino del Señor, haced derechas sus sendas’.

Juan fue el predecesor que prepara a Israel para su Rey. Cuando Juan bautizaba a los
Israelitas, este Bautismo era una señal al mundo de su recepción interna y un cambio de corazón ante Dios.
Aquellos arrepentidos se entregaban al Bautismo de Juan admitiendo su condición de
pecadores. A los ojos de Dios, Israel se había “alejado”. Isaías
habló de su condición en sus días y dicha condición persistió hasta Juan el Bautista.



“¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de iniquidad, generación de malvados, hijos corrompidos! Han abandonado al SEÑOR, han despreciado al Santo de Israel, se han apartado de El. ” (Is.1:4,5)

Aquellos que se entregaron al Bautismo de Juan admitieron su condición al:


CONFESAR SUS PECADOS”.

Marcos 1
4. Juan el Bautista apareció en el desierto predicando el bautismo de arrepentimiento
para el perdón de pecados.


5. Y acudía a él toda la región de Judea, y toda la gente de Jerusalén, y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán.


El Bautismo de Juan identificaba el arrepentimiento de parte de Israel, y como tal, crearon una
congregación diferente dentro de Israel. Estaban identificados con Israel al nacimiento. Se identificaban
con los comprometidos de Israel por la circuncisión. Luego con el Bautismo de Juan, se convirtieron en los
arrepentidos en Israel. Los arrepentidos formaron la congregación que iba a ser
la nueva nación ante la cual Cristo gobernaría cuando se estableciera el Reino.



Su arrepentimiento conduciría al Reino profético, con el Mesías prometido
al trono de David. A su vez, se convertirían en un Reino de Sacerdotes y una nación santa
con el fin de hacer conocer al mundo la palabra de la salvación de Dios.

El Reino estaba sobre la tierra, el Reino estaba próximo; todo lo que se necesitaba era que
Israel aceptara a su Mesías. Con su arrepentimiento, el reino esperado del milenio
reinaría sobre la tierra e Israel finalmente sería un Reino de Sacerdotes y
una nación santa. (véase Ex.19)

La mayoría de Israel no aceptó a Cristo como su Rey o Salvador, incluso después que
se le diera una segunda oportunidad de arrepentirse durante el período que abarca el libro de Hechos.

El Bautismo después de Juan – El Bautismo del
Espíritu Santo y con Fuego





En Mateo capítulo 3 hay otra mención de un Bautismo:

“Yo a la verdad os bautizo con agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitarle las sandalias; El os
bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.’

Este Bautismo es asociado con ‘poder superior’ cuando el Señor da dones a los
hombres como una señal evidente de que el Reino está próximo. Estos dones estaban también compartidos con los
Gentiles para provocar los celos de Israel (Rom.10:9; 11:11), pero cesaron una vez el
Reino fue pospuesto. Este fue el Bautismo después del Bautismo de Juan. Estaba relacionado con un
poderoso compromiso de los doce Apóstoles, los Judíos, y los Gentiles durante la situación económica de Hechos,
pero acabaron con el pronunciamiento final de la ceguera en Hechos 28 ante la incredulidad
de Israel. Hasta Hechos 28, Pablo pudo usar estos dones del llameante Espíritu Santo cuando El curó a un hombre
de una hemorragia y al salir ileso de la mordida de una serpiente. (Hechos 28:3-8)

Pedro, el apóstol de la Circuncisión, es decir los Judíos, también predicaba un Bautismo
similar al de Juan. En el día de Pentecostés en Hechos 2:38, Pedro, inicia lleno del Espíritu Santo
diciéndole a Israel que se arrepienta y que se bautice. ‘Y Pedro les dijo: Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.’. Esto
confirma el testimonio del Señor en Marcos 16, ‘El que crea y sea bautizado será salvo’
Esto confirma lo que el Señor les había dicho en Hechos 1:4.

“Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: La cual, les dijo, oísteis de mí;”

5 – pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días.”

Esto concuerda con Lucas 24:49 cuando el Señor estaba hablando con los once
Apóstoles:

Lucas 24:49 Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre; pero vosotros, permaneced en la ciudad hasta que seáis investidos con poder de lo alto.

Entonces, este poder supremo estaba conectado con el Espíritu Santo. ¿Cuál era su propósito?

Era un poderoso conjunto de dones espirituales para que los doce hicieran saber a Israel
la proclamación de que el Reino tan esperado estaba próximo.

Pablo, el Apóstol de los Gentiles, también escribió sobre esos mismos dones a
la Iglesia Corintia. Pero el propósito era provocar los celos de Israel de forma que se arrepintiesen
y volvieran a Dios, de forma que los “tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor, y El envíe a Jesús, el Cristo designado de antemano para vosotros”
(Hechos 3:19,20).

A lo lardo de los Hechos de los Apóstoles, estas señales evidentes dadas a los Judíos y a los
Gentiles tenían el propósito de llevar a la nación de Israel al arrepentimiento.

Sin embargo, el Reino fue pospuesto porque algunos Judíos “no creyeron”. (Hechos
28:24)

Hechos 28:24 Algunos eran persuadidos con lo que se decía,
pero otros no creían.
25 Y al no estar de acuerdo entre sí, comenzaron a marcharse después de que Pablo dijo una última palabra: Bien habló el Espíritu Santo a vuestros padres por medio de Isaías el profeta,


26 diciendo: VE A ESTE PUEBLO Y DI: “AL OIR OIREIS, Y NO ENTENDEREIS; Y VIENDO VEREIS, Y NO PERCIBIREIS;

27 PORQUE EL CORAZON DE ESTE PUEBLO SE HA VUELTO INSENSIBLE, Y CON DIFICULTAD OYEN CON SUS OIDOS; Y SUS OJOS HAN CERRADO; NO SEA QUE VEAN CON LOS OJOS, Y OIGAN CON LOS OIDOS, Y ENTIENDAN CON EL CORAZON, Y SE CONVIERTAN, Y YO LOS SANE.

Con el pronunciamiento de la ceguera de Israel, los dones del llameante Espíritu
cesaron. El “poder superior” fue suspendido. Pero en un momento futuro, los milagros reiniciarán
y todas las profecías en relación a Israel se cumplirán. 

Parte 2  (con Grabaciones)